¡Por fin viernes! Los viernes toca planes, y yo te traigo un plan que seguro apetece en este fin de semana enteramente otoñal. Preparar un bizcocho con semillas de chia.
No soy ningún guru de la comida saludable. Aun así, procuro que en casa comamos lo más sano posible, evitando los alimentos procesados, la comida preparada, bolleria industrial y todo lo que sigue. Hace poco que conocí las semillas de chia y sus múltiples beneficios. Además de ser una importante fuente de fibra, yo las he empezado a tomar por su alto contenido en Omega 3. Los niños suelen tomar un suplemento por temporadas, según nos recomienda la pediatra. Hemos tomado mucho el Omega Kids de Ordesa, y ahora la doctora nos ha dado a probar Amejorver. Yo he incorporado las semillas a mi dieta diaria (me encantan en ensaladas, en la tostada y hasta en el arroz con leche), pero con los niños no ha colado. Así que me propuse camuflarlas en alguna de sus comidas preferidas. Probé con el bizcocho y ¡bingo! . Se lo han tomado sin rechistar, le da una textura de lo más rica y yo he conseguido una merienda casera un poquito más sana.
La receta del bizcocho de semillas de chia no tiene ninguna complicación. Yo hago este bizcocho desde que me acuerdo, igual que lo hacía mi madre y mi abuela.
Ingredientes:
1 yogur
1 medida de yogur de aceite de oliva virgen (calentado antes, para que pierda un poco el sabor)
2 medidas de yogur de azúcar
3 medidas de yogur de harina
3 huevos
1 sobre de levadura
3/4 cucharaditas de semillas de Chía
Algo más. Puede ser la raspadura de limón, o una manzana rallada, unas virutas de chocolate (que puedes hacer simplemente rascando una barrita de chocolate puro con un cuchillo )…
La preparación es sencilla, simplemente mezclar todos los ingredientes, batiendo primero los huevos e incorporando después todo lo demás. En casa lo suele hacer Berta pero estos días no ha podido. El último lo he preparado con los restos de mermelada de moras, no había más de una cucharada así que el resultado era un sabor muy suave… ¡Delicioso!
A la hora de cocinarlo, lo más normal es que lo metáis en un recipiente apto y lo horneéis a 180 grados, unos 35/40 minutos. Si el molde no es de silicona, puedes poner un poco de harina y aceite en el fondo y las paredes, para que no se pegue. Yo tengo un cacharro de los años 70 que es genial, y me permite hacerlo en el fuego. Normalmente queda muy alto y jugoso, aunque nunca sale igual. Tanto si es en el horno como si va al fuego, es importante no abrirlo a mitad de cocción, porque si no se baja y se queda chafado…
Espero que disfrutéis mucho del fin de semana y que os acordéis de nosotros si lo preparáis ¡bon appetite!
Arriba los bizcochos al fuego y las bizcocheras de gas! 😉
¡Yo pensaba que era el único ser humano en 2017 que hacía el bizcocho en el gas! Pero, qué rico sale, ¿verdad?